¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

No estoy para mensajes creativos ni ingeniosos. Tampoco para muchas fiestas. Pero tampoco podía llegar la Navidad y marcharse sin que os felicitara a todos las Fiestas y os mandase mis mejores deseos. El balance del año casi que lo haré en Noche Vieja. Hoy me limitaré a dejaros un regalito para estos días.

Os regalo una de mis grandes pasiones: el ballet. Como no podía poneros el Cascanueces entero, os dejo el Pas-de-Deux. El Gran Pas-de-Deux de Misako Yoshida y Steven McRae, del Royal Ballet. He visto interpretaciones buenísimas, pero como la de esta mujer, ninguna. Que lo disfrutéis tanto como yo.

Besos enormes y FELIZ NAVIDAD!!

Asesinos II



Segunda entrega de la historia para Lhyn. Espero que os guste!

ASESINOS (II)

Esta vez cobraría ella. Pero Devlin, el asesino, no podía irse sin joder la fiesta.

Una de las cosas que Fate no había podido calcular del todo bien era la salida. Tenía pensado dirigir a Viktor a una de las salas privadas y desaparecer antes de que nadie se diera cuenta de que el que descansaba sobre la cama no era el traficante, sino su cadáver. Con la aparición de su competidor había apresurado la muerte, envenenando al hombre en medio de una fiesta atestada, con una docena de mujeres haciendo cola para complacerle.

Todavía estaba estrujándose el cerebro para encontrar una salida a su problema cuando vio que el asesino se apartaba los faldones del abrigo de cuero, sacaba dos SIG Sauer automáticas y apuntaba al sofá donde todavía temblaba el moribundo.

¡Hijo de puta!

Si le metía una bala antes de que palmara, y la autopsia revelaba que el veneno no era el causante de la muerte, se quedaba sin los dos millones. ¡Una mierda! Ella no se había dejado besuquear para nada.

Agarró la cabeza rubia y le rompió el cuello de un tirón. Un segundo después, Devlin apretaba los gatillos y desataba el caos. Fate tuvo que dar un salto imposible para quedar fuera de la trayectoria de las balas.

El sofá se llenó de agujeros, igual que el cadáver, y trozos de tela y madera salieron volando por la sala. Los gritos de la gente se mezclaban con el de la música de los Skulls y aumentaban de volumen mientras corrían para salir de allí, mientras los guardias peleaban por entrar. Las balas silbaban alrededor de Fate, que gateó en dirección a la puerta, bien pegada a la pared.

A veces se sentía con la obligación moral de ayudarle. Aunque rivales, también eran compañeros de trabajo —por llamarlo de alguna manera. De hecho, tenía que reconocer que la actuación del hombre, le había dejado vía libre para escapar. Incluso aunque la hubieran visto cargarse a Viktor, todavía tenía el corpiño desabrochado y seguía siendo hermosa y pareciendo desvalida, por lo que consiguió llegar hasta la puerta sin interrupciones. En el umbral, se irguió y echó un vistazo a la caótica sala.

Devlin se resguardaba tras el sofá maltrecho y los guardias, aunque agachados y en ventaja por la superioridad numérica, caían como chinches. No por nada, Fate y Devlin eran los mejores. Y, en una ocasión, él había explicado muy bien el porqué.

«Pequeña, nosotros siempre salimos victoriosos por una sencilla razón: No tenemos principios.»

Y había acertado de lleno. Una de las veces que asomó la cabeza sobre el sofá, Fate captó su atención. Le otorgó una beatífica sonrisa y se despidió de él con un ligero movimiento de sus dedos. Acto seguido, salió de allí en dirección a la libertad, dejando a su espalda el ruido de las balas.



Ya en el hotel, Fate se despojó de los rastros de violencia bajo el chorro del agua hirviendo. Y con ellos, de las últimas fuerzas que le quedaban. Había sido cuidadosa con el veneno, pero no tanto como debería y el entumecimiento resultaba bastante molesto. Su cuerpo no respondía con la velocidad necesaria y eso le ponía en un serio peligro.

Cada cierto tiempo se oían sirenas en la calle, pero no gritos asustados en los pasillos. Por esa razón había elegido el Premier Palace Hotel de Kiev. La policía no molestaría a nadie que se alojara en un hotel de lujo. Aún así, no le gustaba sentirse en desventaja, sobre todo porque la policía no era el enemigo que esperaba.

Salió de la enorme bañera de la que apenas se había permitido disfrutar y se envolvió en una esponjosa toalla. Se dejó caer en la enorme cama de matrimonio, donde tan sólo se vistió con la ropa interior. Mantuvo los ojos abiertos y los oídos alertas, pero no captó nada que pusiera en peligro su integridad física. Se dedicó a memorizar las líneas onduladas de los muebles antiguos y a repasar con cuidado cada sombra de la habitación. Aunque sabía que estaba sola, no se atrevía a rendirse al sueño.

El intento por mantenerse despierta fue inútil. La tensión empezaba a pasarle factura y la toxina no quería dejar su organismo. Con un suspiro entrecortado, se quedó profundamente dormida.



Fue la experiencia lo que la despertó, más que sus sentidos aletargados. Quizá el olor ferroso de la sangre o el picante de la pólvora. Lo que fuera, tenía compañía y no sería agradable.

Supuso que había descansado unas dos horas, suficiente para que su cuerpo se repusiera, y más de lo que realmente esperaba. No abrió los ojos y su respiración continuó estable y profunda. Tampoco tuvo que mover el brazo para coger el cuchillo Phoenix de debajo de la almohada. Siempre dormía con él en la mano. De otra forma se sabía incapaz de pegar ojo. Se limitó a esperar el primer movimiento de su visitante.

El aire se movió antes de que el hombre se tirase sobre ella. Estaba preparada para girar y clavarle el cuchillo en las entrañas, pero su oponente era diestro y le sujetó la muñeca cuando la punta quedaba a escasos dos centímetros de su vientre. Se miraron a los ojos un instante, los suyos oscuros y somnolientos, los de su oponente verdes como el jade pulido con esmero. Hacía mucho tiempo que no sentía el impacto de su mirada tan de cerca y había olvidado lo sobrecogedora que podía llegar a ser la experiencia. Devlin sabía cómo atraparte con su fuerza y también cómo destruirte en un parpadeo. No le dio más tiempo. Alzó una rodilla y la clavó en su estómago. El golpe la permitió levantarse, pero su mano poderosa le arrebató el cuchillo.

Ambos giraron y se enfrentaron desde lados opuestos de la cama. Fate pudo verle entonces aunque las lámparas seguían apagadas. Su ropa de cuero estaba destrozada entre agujeros de bala y cuchilladas. Devlin lucía varias heridas que no parecían demasiado graves. Ni siquiera se preocupó por él. Si se había molestado en ir a buscarla, no estaba moribundo. Y las fuerzas estarían equilibradas en la lucha.

—Bonito trabajo —fue él el que rompió el silencio y en su voz profunda descubrió el reconocimiento—. Un poco chapuza al final, pero acabaste saliendo.

Fate acogió el medio halago con una inclinación de cabeza.

—Gracias por intervenir —agradeció con sarcasmo y algo de ronquera por el sueño—. No estaba segura de cómo iba a salir hasta que empezaste a pegar tiros.

Devlin devolvió el gesto, pero no pudo evitar una maldición, ni ella una sonrisa triunfal. Él empezó a moverse hacia los pies de la cama y Fate le siguió.

—Lo que no me gustó fue que me dejaras a mi suerte —era el único hombre que conocía cuyos reproches no sonaban a ataque.

—Sin principios, ¿recuerdas?

—No era necesario que te lo tomaras al pie de la letra.

—Siempre me gustó ser literal —bromeó ella.

—También intentas ser la mejor —le picó él, con maldad.

—Lo soy.

—De eso nada. Aún estoy vivo muy a tu pesar.

Les separaba el ancho de la cama y toda una vida de rivalidad. Él echó la cazadora hacia atrás con un fluido movimiento de los hombros, dejó que resbalara por sus brazos y la lanzó sobre una silla, de forma descuidada. Fate admiró la gracia con la que se movía y también los músculos que apretaban las mangas de su camiseta. El cosquilleo de la primera vez volvió a asaltar su estómago y se odió por la incómoda sensación. No sólo Devlin era el mejor, sino que seguía afectándola a pesar de su sangrienta historia.

—Vamos a ponerle remedio a eso —susurró al tiempo que afianzaba los pies en el suelo y se preparaba para el primer ataque.

*   *   *   *   *

Y aquí la banda sonora: Warrior, de Disturbed.

Asesinos I



Nuevo relato después de un tiempo del todo estéril y tengo que agradecérselo a mi amiga Lhyn. Por razones que irá descubriendo según lea el relato, se me ocurrió pensando en ella (XDD cosas que pasan). El relato constará de varias partes, todavía no sé cuántas, pero creo que no muchas: tres, cuatro a lo sumo. Y sé que estará deseando matarme según lea esto por no escribir el relato todo a la vez (espero que me mande a la mierda en privado y no en un comentario en el blog). Pero bueno, no me enrollo más y aquí lo dejo.

Besitos reina y gracias por inspirarme.

ASESINOS (I)

Un nuevo encargo. Un nuevo contrato y allí estaba. En el local más atestado de todo Kiev, sudando a mares en su traje apretado e intentando no rozarse con los cuerpos húmedos que saltaban al ritmo de la música. La banda, Dark Skull, se ubicaba en un escenario al fondo de la nave. Vestidos de cuero negro y brillantes cadenas, tocaban una versión mala de This is the new shit de Marilyn Manson. Parecía que el cantante iba a vomitar en cualquier momento el hígado por la boca, pero eso no impedía a los fans histéricos arañarse por colocarse justo debajo. Todos se empujaban por llegar lo más cerca posible. Ella caminaba como podía en el sentido contrario.


Canturreó la canción mientras se abría paso a codazos entre la gente. Los cartones de ácido pasaban de lengua en lengua y las pastillas cambiaban de mano sin ningún tipo de disimulo. Un joven con la cara pintada de blanco y los ojos rodeados de negro le metió una en la boca, pero ella no tardó en pasársela a la satánica que tenía justo al lado, ganándose la ovación del público. ¡Malditos niñatos! ¿De qué servía acabar con los traficantes de drogas si la gente pedía matarse a gritos?

Nunca le habían gustado las misiones en actos públicos, como aquel concierto. Los asesinatos con testigos eran difíciles, sucios y ruidosos. Por no decir que en la estampida de la huída acababa muriendo alguien más, y ella sólo mataba a quienes lo merecían. Punto. Había intentado rechazar el encargo, pero había sido imposible. Por lo general, disfrutaba de su trabajo. Por desgracia, lo único bueno de aquella misión era la música y el color. El negro siempre había sido su favorito, y los toques púrpuras que le había dado a las mangas y el escote realzaban favorablemente su blanca piel. Ni siquiera le había hecho falta la crema pálida para la cara. Con tiznar sus ojos de negro había sido suficiente. La peluca oscura sólo había mejorado el efecto.

Llegó a su destino sin que se la arrancaran de un tirón, toda una proeza, por cierto. Subió por las escaleras de metal hasta una puerta flanqueada por guardias armados. Las muchachas que querían una invitación los miraban entre asustadas y expectantes, insinuándose torpemente y ganándose muecas de lástima. Ella no era tan novata. Se paró muy cerca de ellos, cruzando una línea invisible que ninguna antes se había atrevido a atravesar. Apoyó las manos en la estrecha cintura, impulsando los pechos casi fuera del corpiño y clavando la mirada oscura, serena y a la vez llena de promesas en las gafas de sol de los guardias. Estos no dudaron. Pasaron sus grandes manos a lo largo de su cuerpo cubierto de vinilo negro, demorándose en muslos, caderas y pechos. Dobló su delgado cuello y dejó escapar una risa ronca que escondía más dolor que placer… para ellos.

Se levantaron cuando el magreo empezó a dejarles insatisfechos y abrieron a desgana la puerta de la codiciada sala. Ella hizo intención de entrar, pero volvieron a cerrarle el paso.

—Tu nombre —exigieron en un cerrado acento del este.

—Fate —consintió ella con una descarada lamida a sus voluptuosos labios.

Destino. El suyo y el de la mayor parte de los que se divertían en la fiesta privada. Que no fuera su verdadero nombre no era algo que le interesara a nadie.

—Te vemos después… —advirtió—. Los dos.

—No lo dudes.

Y se internó en la penumbrosa sala, con la satisfacción pintada en su hermoso rostro.

La música de los Dark Skull se oía mejor en el interior de la sala que en la propia nave del concierto. Quizá por estaba insonorizada y las voces salían de unos altavoces que debían de valer millones. También allí predominaba el negro y el rojo, con la diferencia de que las telas eran de calidad y las cadenas de oro blanco y no acero barato. Las drogas eran más caras, pero también más limpias, y el colocón te llevaba al paraíso y no a las puertas del infierno. La decoración era de muy buen gusto; los hombres, atractivos; y las prostitutas de lujo, increíblemente hermosas. El aroma a puros caros y sexo del duro, impregnaba el ambiente como un perfume de diseño. Incluso Fate habría podido disfrutar de la fiesta de no encontrarse en medio de un trabajo.

Se cruzó con parejas en diferentes estados de desnudez en su camino hacia el hombre que había venido a matar. Las fotos que había recibido de Viktor Motuleak no le hacían justicia. Sentado en un sofá de brocado rojo y dorado, sorbía whisky escocés de un vaso ancho y esnifaba coca de los pezones de las dos mujeres que le flanqueaban. Los limpiaba después con la lengua, provocando jadeos de deseo y caricias de éxtasis. Su pelo platino se confundía con las pieles lechosas y sus ojos grises se desenfocaban entre mordiscos y felaciones. Agarró la cabellera oscura que subía y bajaba entre sus piernas y empujó las caderas con golpes secos hasta que un grito de placer se confundió con los alaridos del cantante.

Esperó su turno a pocos metros de distancia, sin buscarle y al mismo tiempo sin perderlo de vista. Había tratado con varios como él. Hacerse la despistada no valía. Tampoco las promesas susurradas. Una mirada ardiente e insinuaciones poco veladas. Lo importante era parecer mejor que las esculturales divas que la rodeaban. No era menos hermosa que ellas y confiaba mucho más en su capacidad amatoria. Y conseguía exudarlo por cada poro de la piel, como el reclamo de una hembra en celo a un macho dispuesto.

Funcionó. No tuvo que aguardar más de cinco minutos. El ucraniano volvió la vista hacia ella y sonrió, relamiéndose de anticipación. Apartó a las prostitutas que le rodeaban, mientras la llamaba con un movimiento de la mano. Fate se aproximó lentamente, dejando que el contoneo de sus caderas endureciera de nuevo al señor de la droga. Mientras, se desataba lentamente los botones del corsé. Cuando se colocó a horcajadas sobre él, sus pechos casi estaban al descubierto y la boca del hombre los esperaba hambrienta. La lengua recorrió el borde del escote.

—¿Y tú de dónde has salido? —preguntó, degustando la esencia salada.

—Del mismísimo infierno —susurró en su oído entre gemidos guturales.

—¿Te envía el diablo?

—Yo soy el diablo.

—Estupendo, tenía ganas de follármelo.

Fate rió y guió su cabeza hasta el pecho. El siguió succionando con ansia. No gruñía cuando el dolor dejaba marca, sino que gimoteaba pidiendo más y se mecía contra su miembro henchido, provocándole y provocándose, dándole y pidiendo más. Se arqueó hacia atrás, cuando la lengua jugueteó con el ombligo. Le dejó internar una mano bajo las ceñidas mallas de tiro bajo y jadeó de verdad cuando sus dedos fríos entibiaron el ardor que sentía entre las piernas. Se meció aún más rápido, incitándole a que continuara limpiando el sudor con su saliva.

Le pareció verlo entonces. Y si se lo había parecido, era que lo había visto. Devlin no era una persona a la que pudieras encontrar por casualidad. Eso sólo podía significar una cosa: tenía que darse mucha prisa.

Se irguió de golpe y enredó los dedos en los mechones pálidos. Rompió con cuidado la cápsula dentro de la boca y de un apretón le obligó a abrir los labios. Tuvo cuidado de que todo el líquido de la cápsula le cayera en la boca simulando un beso húmedo. Escupió el envoltorio y siguió restregándose contra él, acelerando la sangre en las venas del ucraniano. Le mordisqueó el cuello, aprovechando para observar su entorno. Volvió a verlo cuando la parálisis entorpecía los dedos de su amante.

No entendía cómo le habían dejado entrar. Sólo con mirarle, cualquier idiota tendría que saber que era un asesino. Con su metro noventa de puro músculo y esos ojos verdes que brillaban con las llamas de la ira, Devlin no pasaría por alguien que quisiera divertirse en una fiesta, sino como el que sin duda acabaría jodiéndola. Le lanzó una sonrisa perversa, mientras el cuerpo debajo de ella empezaba a sacudirse por los espasmos. Cualquier observador creería que eran sacudidas de placer. Sólo Fate y Devlin sabían la verdad y ésta se reflejó en el desencanto de sus facciones.

Esta vez, cobraría ella.

*   *   *   *   *

Esta es la canción que están tocando en el concierto y, por supuesto, la banda sonora de esta parte del relato.

Las 10 estrategias de la manipulación mediática

Me mandaron un correo con estas estrategias y son tan buenas que tengo que ponerlas en mi blog. Están escritas por Noam Chomski y merecen una reflexión.

1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

La Ciencia

Después de un montón de tiempo sin escribir una jodía letra que no sea para mi nuevo blog o para desvariar como una cosaca, aquí llega este pequeño relato. Lo he escrito para el grupo de Adictos, en concreto para el ejercicio periódico de Consigna. Este ejercicio consiste en escribir un relato en el que aparezca la palabra propuesta, este mes la palabra ha sido Fotografía. Es un poco Halloweenero, pero no es el que estoy preparando para el proyecto de Halloween, sino que me ha salido así.
Por supuesto, lleva la banda sonora correspondiente.
Sin más, aquí va. A ver si os gusta!


LA CIENCIA

Niklos Steinberg nunca había sido supersticioso. Jamás tuvo miedo de las sombras. Y ni siquiera de niño creyó en las absurdas historias de las viejas comadres que se paseaban por la aldea con aires de misticismo y sabiduría ancestral. Su padre le había mandado a estudiar a la ciudad. Era un hombre culto e instruido, educado en los principios de la ciencia y la filosofía empírica. Sólo daba crédito a aquello que podía percibir con los sentidos, y únicamente si era comprobable dos veces. Expulsado de la iglesia católica cuatro años atrás, se consideraba incapaz de creer en ningún Dios y, por lo tanto, escéptico ante cualquier historia de demonios y demás criaturas malévolas.

Hasta aquella noche de Octubre de 1897… Demasiado tarde.

Armado con su cámara Kodak de película transparente, desarrollada apenas unos años atrás, paseaba lentamente entre las tumbas del cementerio. El oro y púrpura de los reyes coloreaba el cielo, dando paso al azul descolorido en todos sus matices. Sacó unas veinte fotografías del carrete de cien y luego otras siete más. La inmortalización de ese despliegue de belleza natural bien valía los veinticinco dólares que costaba la cámara cargada con un carrete nuevo.

El treinta quedaba atrás al mismo ritmo que el sol se ponía en el horizonte, y el treinta y uno empezaba al finalizar la duodécima campanada. El eco se perdía entre la niebla que rodeaba las lápidas, pero Niklos no omitió ninguna. Sólo sintió lástima por no poder hacer perdurar el sonido con su cámara. El suelo del camposanto vibraba con cada golpe del bronce y acompasaba el bajo sonido con los latidos de su corazón. No era creyente, pero la paz que rodeaba a los muertos bajo sus losas de mármol era un solaz que no rechazaría ni en su momento más racional. Si había algo que había probado una y otra vez con el paso de los años, era que nadie se acercaba a terreno sagrado en las horas más oscuras de la noche. Una nueva razón para despreciar la hipocresía católica. Él jamás enterraría a sus seres queridos en un lugar dónde él no se atreviera a pernoctar.

Perdido en sus pensamientos y sin darse cuenta, llegó a la parte más antigua del cementerio. La niebla cayó de pronto, escurriéndose entre las malas hierbas como dedos esqueléticos. Niklos respiró profundamente, llenándose los pulmones del olor a tierra húmeda y ozono. Casi se sabía el camino de memoria, así que no necesitaba ningún haz de luz que iluminara el sendero. La tumba permanecía donde la habían erigido dos siglos atrás, con la figura de la orante doncella tallada en piedra.

Se enamoró de ella la primera vez que la vio de niño; penitente arrodillada, los surcos de humedad horadando sus mejillas, lágrimas perpetuas de tristeza forzada. Había muerto la víspera de difuntos, con dieciséis años recién cumplidos. Y nunca nadie fue a honrarla a su lugar de descanso eterno el día que conmemoraba su fallecimiento.

Su tumba estaba maldita, decían, el hálito del mal escapaba de cada junta mal sellada. Pero él rechazaba las historias con gesto desdeñoso y cada noche del treinta al treinta y uno se acercaba a arrancar la grama que brotaba de la piedra y limpiar a fuerza de lágrimas el lecho de su amada. No había ciencia física que explicara la necesidad que le apremiaba, ni fuerza telúrica que le mantuviera alejado del lugar que le reclamaba.

Esa noche parecía una de tantas, solitaria y vivificante. El aseo del mármol le despellejó los dedos y los párpados, pero el hábito y la costumbre proporcionaban a su alma la paz buscada. Y no fue hasta la primera campanada de dos, que se permitió un descanso en la pétrea caja. El frío se coló entonces bajo la lana de su abrigo, el silencio se volvió opresivo y el sudor frío empezó a deslizarse por su espalda. El ruido llegó de todos y de ningún sitio, una voz chirriante que le llamaba por su nombre. Cerca, cada vez más cerca.

Él, el hombre de ciencia y sangre fría, fue incapaz de moverse buscando el origen. El miedo le dejó sentado en la gélida tumba, la mirada clavada en el angustiado rostro tallado. Sus formas suaves parecían desdibujarse bajo las nubes de niebla, su rostro ovalado engrosándose bajo su atenta mirada, los labios sellados curvándose en una sonrisa imposible. La condensación caía de sus ojos cerrados, mezclándose con la arena que aún no había quitado, dándole el aspecto de lágrimas sangrientas capaces de manchar hasta el alma más pura.

Niklos temblaba con pavor, espectador de primera de un espectáculo macabro. Las leyendas cobraron vida frente a sus ojos y su doncella orante se presentó a él en forma de súcubo liberado. Señalaba la cámara con un dedo afilado mientras bailaba la pecaminosa danza frente a sus ojos desorbitados. Le enfadó su parálisis y una fría mano le agarró el corazón en el pecho. Lo sostuvo en vilo hasta que la supervivencia hizo despertar a su mente. Aunque ese primer motivo no fue el más importante.

La ciencia. Si él hablara, nadie le creería. Ese maravilloso invento que era la fotografía daría un testimonio que a él le estaba prohibido. Captó la esencia maligna desde todos los ángulos posibles, los zarcillos de niebla enroscándose en torno a su lozano cuerpo. Su rostro angelical sonreía con el brillo del demonio.

Pasaron las tres y las cuatro y la mano helada no soltaba el pálpito de su pecho. Las cinco llegaron y marcharon y sólo con las primeras luces del alba, el espíritu errante y maligno no tuvo más remedio que esconderse en su lecho de piedra. Pero no soltó su corazón y Niklos Steinberg, hombre culto e instruido, cayó a los pies de la tumba como un muñeco de trapo. La cámara, intacta a su lado, a la espera de alguien que revelara sus secretos.

* * * * *

Julian Bancroft siempre había sido un gran aficionado a la fotografía. Su posición desahogada en la vida le otorgaba unos lujos de los que no tenía intención de prescindir. Desde 1903 utilizaba la máquina de revelado Kodak, lo que le permitía una mayor libertad a la hora de manipular los carretes que se empeñaba en gastar. Sus conocidos sabían de su afición y no dudaban en entregarle todo material fotográfico que encontraran. Así fue como la cámara de Niklos Steinberg cayó en sus manos.

El antiguo aparato era un reclamo para alguien como él y revelar su contenido se convirtió en una obsesión. Durante días se encerró en su lujosa mansión, casi olvidándose de comer y dormir. Una a una se mostraban las imágenes tomadas. Oro y púrpura dando paso a un azul descolorido, la noche cayendo en el cementerio de Sitovo. Una doncella angelical orando en una lápida de piedra. Una lujuriosa sílfide dejándose atrapar por el objetivo.

Julian se enamoró nada más verla y la necesidad imperiosa de reunirse con la mujer de la fotografía le llevó de su Londres natal a la pequeña población de Bulgaria. Llegó allí en vísperas de difuntos, con una maleta llena de cámaras Brownie que le permitirían inmortalizar la belleza en estado puro.

Niklos Steinberg había conseguido su objetivo. La ciencia había ganado. Y una nueva víctima corría a los brazos de la muerte.


Meme: Si yo fuera...

Me ha gustado la idea de Dama Blanca. Ella lo "tomó prestado" de un blog y yo se lo cojo a ella. Sus respuestas fueron muy buenas. Para leerlas, sólo tenéis que pinchar aquí: Salón de té de Dama
Bueno, me pongo a ello. Y, por supuesto, el que quiera hacerlo es muy libre de llevárselo!

*   *   *   *   *

Si yo no tuviera mi nombre... Me llamaría también Diana (me gusta, qué le vamos a hacer)
Si yo fuera un animal... Sería una pantera
Si yo fuera una mascota... Sería un perro adoptado (a ser posible un chucho)
Si yo fuera una flor... Sería una orquídea
Si yo fuera un sentido... Sería el gusto
Si yo fuera un sabor... Sería algo muy salado
Si yo fuera una temperatura... Unos 20 grados
Si yo fuera un elemento... Sería el fuego (y eso que me da pánico)
Si yo fuera una parte del cuerpo... Sería las manos
Si yo fuera un adjetivo... Querría ser feliz
Si yo fuera una comida... Sería la bechamel
Si yo fuera una galleta... Sería una Oreo bañada de chocolate blanco
Si yo fuera una bebida... Sería un café fuerte con mucho azúcar
Si yo fuera una fruta... Sería una granada madura
Si yo fuera un postre... Sería un sorbete de limón
Si yo fuera una golosina... Sería un chicle de clorofila
Si yo fuera un olor... Sería a fresas
Si yo fuera un sonido... Sería el de las teclas de un portátil
Si yo fuera un color... Sería rojo fuerte
Si yo fuera un vicio... Sería cigarro con sabor a café
Si yo fuera una Religión... No tendría un Dios, tendría una Diosa
Si yo fuera un electrodoméstico... Sería un secador
Si yo fuera un objeto del baño... Sería un espejo pequeño
Si yo fuera un libro... Sería El Círculo Mágico
Si yo fuera una película... Sería Love Actually
Si yo fuera un director de cine... Querría dirigir las películas de Richard Curtis
Si yo fuera un actor... Sería Rock Hudson
Si yo fuera una actriz, película, serie... Sería Audrey Hepburn
Si yo fuera un instrumento musical... Sería una batería
Si yo fuera un cuadro... Sería Icaro, de Matisse
Si yo fuera una prenda... Sería un pijama dos tallas más grande
Si yo fuera un complemento... Sería unos pendientes elegantes
Si yo fuera un regalo... Sería algo que conmoviera tu corazón
Si yo fuera un juego de mesa... Sería el Tabú
Si yo fuera un coche... Sería un BMW M6 coupé
Si yo fuera una estación del año... Sería una primavera muy florida
Si yo fuera una fecha... Sería el 28 de Junio
Si yo fuera un mes... Sería Junio
Si yo fuera un día de la semana... Sería el jueves
Si yo fuera un momento del día... Sería la madrugada
Si yo fuera un lugar... Sería un dolmen en un círculo de árboles
Si yo fuera una ciudad... Sería Madrid
Si yo fuera un planeta... Sería la Luna (sé que no es un planeta, pero no puedo ser otro cuerpo celeste)
Si yo fuera un continente... Sería Europa
Si yo fuera un mar... Sería el Egeo
Si yo fuera un número... Sería el 8
Si yo fuera un estado de ánimo... Sería la melancolía
Si yo fuera un dolor... Sería un dolor de pies
Si yo fuera un pecado... Sería la pereza dándose la mano con la vanidad
Si yo fuera una palabra... Sería “arsénico”

*   *   *   *   *

¡¡Espero que seáis muchos quienes os lo llevéis!!

Regalo de Iris

No sé qué puedo decir sobre ella que no haya dicho ya. Fue una de mis primeras seguidoras (o la primera, si no recuerdo mal) y siempre se ha portado de maravilla conmigo. Así que, gracias, gracias y mil gracias. Por todo. Pero sobre todo por ser siempre tu.
Un beso enorme


Pasaos por su blog: Alas para volar

Pa matarme

Y no es para menos, la verdad. No sé donde tengo la cabeza este mesecito. Espero que después de esta entrada, mi cuñada y un par de amigos me perdonen por tardar en felicitarles por sus cumples un día o dos. Octubre es mi mes maldito, supongo que todos tenemos uno.

Y es que se me olvidó completamente celebrar el cumpleaños de este blog. El 5 de Septiembre fue el día, sí. Un añito. Bueno, realmente tendría dos y medio porque antes de este hubo otro con el mismo contenido que tuve que borrar por cuestiones que ya no vienen al caso. Así que:

AUTOFELICITACIONES TARDÍAS POR MI CUMPLE-BLOG

Tengo que decir que le tengo mucho cariño a mi blog. Porque es, ni más ni menos, como yo: un jodío desastre. Hay entradas de todo tipo. Desordenadas, sin sentido, algunas tiernas, otras crudas, explosivas o totalmente absurdas. Lo único que no cuadra demasiado conmigo es el estilo. Mucha margarita, muchos tonos claros. Es bonito, tengo que reconocerlo y está mal que yo lo diga. Pero es demasiado alegre para lo que soy yo.

Esto no significa que vaya a cambiarlo, ni a cerrarlo. ¡Para nada! De hecho, este seguirá siendo mi blog principal. Es que las incongruencias también son muy típicas en mí.

Pero sí me he decidido a crear otro blog. Totalmente distinto, opuesto. Mucho más oscuro. Mucho más serio. Y dedicado a una sola historia. No sé cómo saldrá, sobre todo teniendo en cuenta el fiasco de «Dime quién eres» que ha pasado de «Blognovela en fase de creación» a «Blognovela en total estado de estancamiento». Lo que yo decía, un desastre.

El caso es, que es una idea que me lleva rondando desde que leí la serie Fever de Karen Marie Moning (pasaos por la web, que es muy salá: Sidhe-Seers Inc.). A los que hayáis leído esta serie, probablemente encontraréis que el estilo puede ser parecido, o quizá algunos detalles de la trama. No es un fanfic, y tampoco tratan el mismo tema, pero si no dijera que Fever me dio la idea y que me inspiraré un poco en mi odiada MacKayla Lane, estaría mintiendo. De hecho, tanto el blog como la protagonista se llaman Jenna Vlane (y juro que acabo de darme cuenta de la similitud de los apellidos)

Jenna Vlane trata de una mujer que es secuestrada por un «monstruo».Apenas tiene esperanzas de ser salvada, cuando el milagro ocurre. Un grupo de lo más raro abre la trampilla del sótano y la devuelve a la luz. Entonces descubre el secreto mejor guardado de las últimas décadas y se implicará de lleno en una lucha suicida. Aquí tenéis el banner.


Perdonadme por ser tan sumamente crípitica, pero es que ni yo misma sé qué voy a escribir. Sencillamente es una historia que quiere ser contada. ¿Y quién soy yo para negar semejante deseo? Por ahora estoy con el prólogo, una serie de entradas sacadas del diario que Jenna escribe mientras está cautiva.

Me gustaría que no esperaseis nada de Jenna Vlane. Ni siquiera yo lo hago. No habrá actualizaciones a diario (no sé cuándo habrá siquiera), ni grandes historias (quizá historias enormes), ni grandes pasiones (puede que solo una gran pasión). Estoy casi tan en blanco como vosotros.

Ahora mismo estoy en esa estúpida fase llena de proyectos. El blog, el grupo de adictos, mis novelas privadas, una nueva serie de relatos eróticos, encontrar trabajo (una gran prioridad) y una novela que escribo con una amiga (literariamente hablando, LA GRAN prioridad). Demasiados proyectos. A veces me mata lo optimista que puedo llegar a ser.

Por eso, es poco lo que puedo prometer. Quizá sólo una cosa: Que el año que viene celebraré el blog-cumpleaños a tiempo.

Saluditos a los que estáis aquí para celebrarlo conmigo!!!

Edito para poner la banda sonora, que se me había olvidado.

Reflexión de lo Espiritual

Esta no es una entrada literaria. Es, como su título indica, una reflexión personal en la que expongo un tema que quizá pueda resultar algo controvertido. En ningún caso está pensado para tirar por tierra opiniones de otras personas, sino que me limito a exponer la mía. Así que, a quien quiera leerlo, avisar que no es un relato, más bien una pirada de pinza.

REFLEXIÓN DE LO ESPIRITUAL

Espiritual: perteneciente o relativo al espíritu. (RAE)
Espíritu: (1) Ser inmaterial y dotado de razón. (2) Alma racional. (RAE)

A mi modo de ver, el espíritu es una de las partes que conforman a todo ser vivo, junto con la materia. Si todos nos esforzamos por cuidar la parte material, por protegerla, por mimarla… ¿por qué no hacemos lo mismo con la parte espiritual?

¡Cuántas respuestas a una pregunta tan sencilla!

Me limitaré a dar varias porque evidentemente no las conozco todas. Y, además, cuántas más encuentro, más me decepcionan.

La primera, por dar un ejemplo, la pereza. Todos la sufrimos, y yo la que más. Es mucho más sencillo poner la tele, la radio, incluso cogernos un libro (y parece mentira que yo diga esto) y dejar que nos llene la cabeza. Así nosotros no tenemos que molestarnos por decidir en qué pensar, ya nos lo dan hecho. Además, es una forma de llenar los espacios vacíos que tanto pueden llegar a incomodarnos.

A cuento de esto último, paso a una de mis razones favoritas: el miedo. Y es que, mirarse a uno mismo a la cara, da verdadero pavor. Darnos cuenta de lo vacíos que podemos llegar a estar, de lo insignificantes que somos, puede llegar a ser muy molesto. Porque la verdad no solo da miedo, sino que duele como una puñetera herida infectada. Y desgraciadamente, para poder desarrollar la espiritualidad, todos tenemos que pasar por esta fase.

Otro de los motivos más extendidos es la razón económica. Seamos sinceros, fomentar la espiritualidad en la sociedad no es nada rentable. Para el mundo caótico y consumista en el que vivimos, desarrollar lo más mínimo el espíritu te hace perder el tiempo… además de prestigio. ¿A quién se valora más hoy día? ¿A una persona intelectual, que lleva una vida apacible y pasa desapercibida? ¿O a aquellos ambiciosos que harán lo que sea por conseguir sus metas, aunque esto suponga pisotear a todo el que tiene a su alrededor? ¡Por favor, mira qué maravilla de persona, que ha logrado todas sus metas, que vive en un chalet en la Moraleja, que le sale el dinero por las orejas! Y ese pobre desgraciado que vive en un pisito de paredes de cartón, tiene un trabajo mediocre y un coche destartalado. Hay casos y casos, desde luego. Pero quizá el segundo tenga todo lo que ha deseado en la vida, y el primero todavía quiera mucho más. ¿Quién sería más feliz entonces?
Lo que más me fastidia de los que sufren este caso, es que no sólo no fomentan su propia espiritualidad, sino que además se mofan del que se molesta en cultivarla. Para ellos todo lo que no sea material, es una pérdida de tiempo y, por lo tanto, motivo de burla. Desde luego, siempre hay término medio y he conocido gente ambiciosa que equilibra las dos partes. Poca gente, también es verdad. Por lo general, es el primer caso. No sienten respeto hacia nadie que no sean ellos mismos, no aceptan razones que no sean las suyas propias…. En fin, demasiada importancia les he dado ya en mi reflexión, y este tema daría lugar a una reflexión en sí mismo.

Por último, llego a una de las razones que más daño hace: la vergüenza. Al fin y al cabo, las dos primeras no molestan a nadie, la anterior… bueno, al menos los anteriores suelen guiarse hacia un lugar en concreto y buscan hacer realidad sus ambiciones. Pero los que se rigen por la vergüenza y el qué dirán se limitan a seguir un patrón establecido y fácil en el que, si no se sienten satisfechos, siempre pueden echarle la culpa al dinero y a la sociedad. Porque, es curioso, ¿no os habéis dado cuenta que ante un problema, conflicto, accidente, etc., nunca pensamos en qué podríamos haber hecho para evitarlo, sino que rápido corremos a buscar culpables? Cuántas veces hemos querido hacer cosas que nos habrían producido un gran placer sin perjudicar a nadie. Y sin embargo nos quedamos con las ganas de hacerlo por no tener que hacer frente a la burla del que no lo entiende o comparte. Nos amargamos. Culpamos a la sociedad en lugar de a nuestra propia hipocresía, a nuestra propia vergüenza de nosotros mismos por desear hacer algo que no es lo normal en nuestro entorno.

Y es que, y aquí viene el punto al que más énfasis quiero hacer, ser diferente, mantener la propia individualidad dentro de una comunidad, es taaan difícil.

Globalización: Tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales.(RAE)

Subrayo mercados y empresas porque me parece importante que tengamos esto claro. Una cosa es que los mercados se unifiquen y otra cosa es que las personas nos volvamos iguales. Partiendo de la base de que es imposible —a Dios gracias—, es incómodo y además un atraso. Pero mires donde mires, es la tendencia que impera.

Empezamos por la moda. Si se llevan los pantalones pitillo, tienes que llevarlos. No por nada, es que si quieres comprarte otra cosa lo llevas claro porque no lo encuentras. Seguimos con la cultura. Todos tenemos que tener los mismos gustos. En literatura, en cine, en arte… Porque como te alejes de lo que piensa la mayoría, ya tienes el conflicto. Y la mayor parte de las veces rechazamos opciones marginales sin conocerlas en absoluto. Y lo peor es que no es sólo un rechazo, sino que suele venir acompañado de una degradación.

Por poner un ejemplo, la novela romántica. No entro en el tema de si es buena o mala, para gustos los colores. Simplemente me limito a recrear una conversación que he repetido una y otra vez y otra vez y otra vez y que además habla por sí sola.
YO: A mí me gusta la literatura romántica
INTERLOCUTOR: (Con cara de estar oliendo a pedo) Tía, pero cómo puedes leer eso. Si es basura.
YO: ¿Has leído alguna novela romántica?
INTERLOCUTOR: No.

Creo que intentar explicar por qué me gusta la literatura romántica (que en ningún caso es lo único que me gusta) a un interlocutor como el del ejemplo (y que está basado en muchos casos reales), es absurdo y una pérdida de tiempo, porque ya ha rechazado de plano la opción, sin darle una oportunidad. Y el problema es que esa es la actitud que la mayor parte de la gente toma hacia lo que no hace o piensa la mayoría.

Es exactamente lo mismo con la espiritualidad.

Todos los meses nos juntamos un grupo de mujeres con la luna nueva. Es un hecho que los Círculos de Mujeres se están extendiendo por todo el mundo. Nos enteramos de estas reuniones por amigas, conocidas, por Internet… desde luego no por los medios de comunicación. Dedicamos unas horas a bailar, charlar, hacer manualidades espontáneas, comer, plantar semillas… simplemente “estar”. Estar allí, de corazón, rodeadas de mujeres que no conocemos de nada, pero que sienten la misma inquietud de espiritualidad perdida y, por ende, la necesidad de recuperarla. Nadie entiende qué hacemos allí. Lo consideran un absurdo. Y en muchos casos hasta una secta. Es lo que hay, si es un grupo es una Asociación y si encima es un grupo raro, es una Secta.

En mi Círculo, por llamarlo de algún modo, y en la mayoría de ellos, se trabaja la energía femenina. Uf, tema chungo, entonces ya es malo. Lo que nadie se para a pensar es que círculos de mujeres hay miles sin ser conscientes de ello. El único requisito imprescindible para que pueda considerarse “sagrado” (lo mismo, por llamarlo de algún modo), es que la comunicación —verbal o no verbal—, se realice en armonía. Desde el momento en que conformamos el círculo, se respeta la palabra —siempre—, no se habla mal de nadie —jamás—, no se juzga lo que se escucha —en absoluto—. ¿Sabéis a lo que da lugar? A que todas nos sintamos libres a expresar lo que llevamos dentro, sin temor a la burla, a la risa, al desprecio o a la lástima. Te sientes comprendida, porque al escuchar —y digo escuchar y no oír—, te das cuenta de que todas, en el fondo, sentimos las mismas inquietudes, los mismos miedos, las mismas alegrías. Y lo mejor de todo es que no hay una obligación hacia una organización conformada por otros y de la que tú solo eres un número; sino que sólo tienes responsabilidades hacia ti misma y hacia tu conciencia. Nadie te exige nada —ni siquiera asistencia—. Sólo que seas tú, desde lo más profundo del corazón.

No suena tan mal, ¿verdad? Pues no sabéis lo difícil que es hablar de ello. Así que voy a explayarme.

La idea de los Círculos de Mujeres, que ha sido un hecho tradicional en la mayor parte de las culturas —a veces de forma consciente, otras de forma inconsciente—, fue retomada en el 2004 gracias a las 13 Abuelas Indígenas con el fin de sanar la Tierra. Básicamente vienen a decir que en nuestros actos deberíamos pensar en las siete generaciones futuras, y si pueden repercutir en negativo de algún modo, deberíamos evitar llevarlos a cabo. Los Círculos como tal son un mecanismo de toma de conciencia, nada más y nada menos. Dejo dos enlaces que pueden resultar interesantes a quién quiera saber más:


Sinceramente, no me parece una teoría o una filosofía que pueda perjudicar a nadie. Utópica, quizá. Pero, ¿dañina? En absoluto. Y aún así genera rechazo porque no es lo habitual.

En fin, solo puedo decir gracias por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, si no, todavía estaríamos quemando brujas.

El Juego del 4

Amaya F me ha pasado el testigo de este juego del 4, así que allá voy:

1)  Mención al blog: Amaya F: poesía, relatos y libros


2) Nominar a 4: Ya lo tenéis casi todos, así que va a ser chungo. Va para...
     Lhyn
     Nessie
     Isthar
     Andrea

3) Hacer saber que las has nominado y contestar:

    a) 4 cosas en bolso:
        - Libreta (no podía faltar)
        - Bolígrafos (además, muchos)
        - Vaselina para los labios (se me ponen malitos muy rápido)
        - Kleenex (entre las alergias y los constipados, son más que necesarios)

    b) 4 cosas favoritas de mi habitación:
        - Todos y cada uno de mis libros
        - El atrapa sueños que me regaló mi hermana
        - Las fotos de la gente que quiero
        - El mapa gigante de la Tierra Media

    c) 4 cosas que me gustan:
        - Comer (a veces pienso que me gusta demasiado)
        - Caminar por el parque del Retiro (y debería hacerlo más a menudo)
        - Abrazar a la gente que quiero (no me cuesta nada demostrar mi cariño. ¡Ojala todos lo hiciéramos!)
        - Leer y escribir (bueno, esto se sobreentendía, pero lo voy a poner de todas formas)

    d) 4 cosas que siempre he querido hacer: (me imagino que esto seguiría: y que aún no has hecho)
        - Publicar un libro, of course
        - Ir a la cuenca del Amazonas
        - Bailar debajo de una gran tormenta (me da miedo que me caiga un rayo)
        - Hornear mi propio pan (esto espero hacerlo pronto!!!)

    e) 4 cosas que no sabes de mí:
        - De pequeña me caí en un rosal. Se me quedaron unas pequeñas cicatrices en la cara que son mi marca personal. De hecho, no me recuerdo a mí misma sin ellas. Y las adoro.
        - Cuando estoy en casa, me encanta ir en pijama.
        - Colecciono marcapáginas.
        - Soy una bruja (según mi cuñado), pero una bruja buena (según yo)

    f) 4 canciones que no puedes sacarte de la cabeza:
        - Once, Blackmore's Night
        - Savin' me, Nickleback
        - Caribean blue, Enya
        - The song of the sun, Mike Oldfield

Y esto es todo!!! Espero que no os hayáis aburrido demasiado!!

Tarinis

Bueno, ahí va mi ejercicio del mes de Octubre de Escritura Automática para el grupo Adictos a la Escritura.


TARINIS

Deja que te cuente la historia de la hermosa ninfa Tarinis, hija del dios-río Carion y la diosa de la felicidad, Filantia. Gustaba de alejarse de las orillas de su padre y adentrarse en el Bosque de los Condenados. Allí reía de sus chiquilladas, sin pensar en el dolor que traía a sus habitantes. Bailaba frente al laurel de Dafne al son que ella misma creaba soplando en la flauta de Siringe. Enrollaba con un palito las telas que Aracne tan afanosamente tejía y se bañaba entre las lágrimas de la fuente de Níobe, la madre inconsolable.

Pero sus travesuras no tardarían en encontrar un castigo.

Los ultrajados condenados idearon un plan y al día siguiente, cuando la morena Tarinis cruzaba alegre los portales del bosque, oyó un gemido que la llamaba por su nombre. La curiosidad le hizo seguir la voz etérea y no escuchó a las alondras que la advertían. Llegó veloz al río de los Lamentos, donde todas las almas entristecidas vomitaban sus penas. El agua empezó a contarle sus desdichas y la ninfa, que a pesar de sus burlas tenía buen corazón, lloró durante horas con sus injustas historias. Tan profunda era su empatía que lloró y lloró y no se dio cuenta de que el río crecía con sus lágrimas.

El río envolvió sus muslos con brazos transparentes y la arrastró hasta el centro del cauce donde la joven no llegaba al lecho con las puntas de sus dedos. Se subió a una piedra plana y allí se envolvió las rodillas, temblando de miedo y frío, mientras los árboles se sacudían con la risa, las flautas soplaban su venganza y las salpicaduras de las fuentes por una vez parecían alegres. Lloró hasta que sus lágrimas se agotaron y el río de los Lamentos dejó de crecer al fin.

Los días pasaban y ella no podía salir del arroyo. Cada vez que lo intentaba, las obedientes algas asían sus tobillos y amenazaban con hundirla en las profundidades. Multitud de seres tristes llegaban a sus orillas y dejaban libre su pena en el fondo de las aguas. Tarinis gritaba entonces pidiendo ayuda y se lanzaba en dirección a la orilla, tendiendo la mano para que la ayudaran a escapar. Las almas libres de dolor le daban la espalda y se alejaban de los lamentos ajenos por miedo a contagiarse. Volvía de nuevo a la fría piedra y allí se abrazaba conteniendo las lágrimas que la hundirían por completo.

Hasta que se rindió a su suerte y no trató de salir más del río.

Poco a poco las algas crecieron en sus cabellos y lo que un día fue negro se volvió verdoso. Ella suplicó el perdón del Laurel de Dafne y prometió llevarle cintas para colgar entre sus ramas si algún día alguien la liberaba. Su piel comenzó a volverse resbaladiza y fría en contacto con el agua y juró engrasar la madera de Siringe para que siempre se mantuviera fresca y su sonido fuera claro. Los dedos de sus pies se alargaban, amenazando con volverse aletas como las de las truchas. Entonces le pidió a Aracne que le enseñara el arte del telar y aseguró colmarla de tapices cuando por fin fuera libre. Las lágrimas se secaron en sus mejillas y se agrietaron asemejando escamas. Entonces pidió permiso a Níobe para llevar a todos los niños a bañarse en sus cristalinas aguas.

Los dolientes se apiadaron de ella y el río de los Lamentos provocó una ola que la arrastró hasta la orilla. A Tarinis le costó levantarse, ya que sus piernas habían perdido fuerza, pero no tardó en acostumbrarse a su peso y abrazó a sus nuevos amigos, reafirmándose en sus juramentos.

Volvió con sus padres y les contó su historia. Filantia y Carion la abrazaron y la instaron a cumplir sus promesas. Tarinis, que se había convertido en una mujer después de sus experiencias, dedicó su vida a llenar de risas el Bosque de los Condenados.


WISTAIRE


Significado: Glicina.

Lugar de Procedencia: Existen muchas especies de hadas de los lagos. Wistaire vive en la misteriosa profundidad de los pequeños lagos de montaña. Encontrarse con un pequeño lago de montaña es algo mágico y sagrado que, de repente, silencia nuestros pensamientos y calma el cansancio producido por la escalada; todo parece rodear las voces de los pájaros, de los insectos y de los pequeños animales del bosque y allí, sobre la superficie, la quietud. Y nuestra alma se sorprende en silencio, incapaz de hablar, conmocionada y en una actitud de profunda reverencia frente a esta inesperada belleza.
Y en este particular estado de nuestra conciencia es cuando se puede legar a percibir un canto de increíble dulzura: la voz de las hadas del lago, de los espíritus luminosos que habitan en sus profundidades.
Cuando el sol empieza a ocultarse tras las cimas de las montañas y el cielo adopta un cálido y transparente brillo y se tiñe de profundos cobaltos y de intensos escarlatas, las hadas salen a la superficie del lago y su canto, transportado por la brisa de la noche, se extiende a su alrededor. Todo ser viviente se siente vivo al escucharlo... Con el canto de las hadas se funden las voces del alma de todo aquello que vive y, también nosotros, absortos en nuestra contemplación, podemos unirnos a ese canto en el silencio.

Mensaje: "Mira cómo el espejo del pequeño lago le roba el azul del cielo al crepúsculo y brilla al igual que una piedra preciosa engarzada entre las cumbres de las montañas, antes de que la noche lo oculte tras su manto lleno de estrellas... Parece como si ahora nada pudiese turbar esta profunda calma... Dejaos mecer suavemente por este silencio y no tengáis ningún temor.
"Todos y cada uno de tus pensamientos se deslizan sobre la lisa superficie del agua y se hunden en el cielo que se refleja en el pequeño lago. Ahora, el tiempo parece haberse detenido y todo es magia a su alrededor... He aquí la llave que abre las puertas del corazón para que tu alma libre pueda ir a mirarse en el agua, convertida en plata brillante y, así, ver reflejada su imagen.
"Mi voz llega limpia hasta ti porque ahora puedes oírla... porque ahora tú mismo te has convertido en esa voz que se extiende en el encanto de la noche, rozando discretamente el oído del corazón de aquel que esté dispuesto a escucharla."

Sugerencia: "De vez en cuando, a lo largo del "camino", de forma inevitable nos llega el momento de la verificación, el momento en el que nos encontramos frente a nosostros mismos y en que nos es mostrado, al igual que en un espejo, aquello que somos o que creemos ser. Este espejo conserva exactamentente nuestra imagen aunque refleja también aquello que todavía vive oculto en nuestro interior.
"Es nuestro Espíritu, nuestra verdadera esencia, el que cuando llegamos a una etapa fundmental de nuestra vida viene a nuestro encuentro, colocándose ante nosotros como un espejo mágico que nos muestra el futuro, es decir, aquello que todavía no somos pero en lo que podemos convertirnos. Resulta muy difícil mirarse en ese espejo porque en él vemos también el reflejo de todo aquello que aún permanece dormido en nuestro interior. Podemos contemplar el terrorífico aspecto de unos "dragones adormilados dentro de las cuevas", guardando los tesoros que se esconden en ellas... Tesoros que son los dones que nos esperan, aquellos que nuestro corazón habrá conquistado. El valor del corazón despierta el "sueño del dragón", es decir, todo aquello que no queremos ver de nosotros mismo, aquello que nos da miedo... todo aquello que obstaculiza nuestro camino, pero que también despierta las cualidades que posee nuestro corazón, las únicas con las que podemos enfrentarnos a nosotros mismos. El valor es la acción más justa del corazón: la unión del intelecto, de la voluntad y del amor. Tu espíritu, más allá del espejo, te mira sonriente a los ojos y te tiende su mano... También tú posees el valor del corazón, pero quizá todavía no lo sepas..."

Las Cartas de los Elfos, las Hadas y los Duendes. Tuatha na Sidhe,
Tiziana Mattera
Ediciones Obelisco.

Todo sea dicho... Parece muy fácil, pero duele mirar.

Presentación de El Mundo de Komori


Hace poco recibí un correo de Javier Araguz, autor de la trilogía "El Mundo de Komori". Ésta tendrá lugar el sábado 18 de septiembre a las 19h, en la librería Bertrand de Barcelona. Yo no podré asistir porque vivo un poco lejos, pero la verdad es que los libros tienen muy buena pinta, así que me pareció bien anunciarlo aquí por si alguien puede y le apetece ir.

Además, después de la presentación se hará una mesa redonda con el tema: “Estado actual y tendencias en la literatura juvenil: qué buscan las editoriales y qué piden los lectores”. La idea es analizar el fenómeno de la literatura juvenil, hablar de las modas que vienen y van (Los juegos del hambre, vampiros, ángeles, steampunk, romance sobrenatural etc.) y explicar un poquito en qué consiste el proceso de edición. Los ponentes serán: Irene Muzas (editora de Versátil), Eva Schubert (agente literaria de International Editors Co.), Eloi Puig (presidente de la asociación de fantasía y ciencia-ficción de Cataluña), Mercè Masnou (autora de “Kadingir”) y el autor, Javier Araguz.

 Podéis obtener mucha más información entrando aquí: http://www.elmundodekomori.com/

Y nada más. A ver si alguien puede ir y después nos cuenta qué tal ha ido.

Mucha suerte a Javi!!!

Mi amiga invisible

Bueno, también me gustaría hacer mención al relato que me escribió mi amiga invisible. Está guay! Un Romance, un Hombre Dragón (adoro la literatura fantástica!!). Me gustaría dejar el enlace para que todo el que quiera pueda leerlo. Aquí está:

El relato está escrito por Greys, en su blog Mis sentimientos y más. Pasad a visitarlo, seguro que os gustará.
Muchas gracias por tu regalo, ha sido un placer leerlo.

Yo le puse cara a Butch

Sí, un mes después, por fin cuelgo el premio que gané por ponerle cara a Butch, de los Hermanos de la Hermandad de la Daga Negra!! Aquí está!!!!


Está bueno ehhh????

Si no habéis pasado todavía por el blog de Daggher, yo creo que ya va siendo hora de que vayáis haciéndolo. Sobre todo si os gusta el increíble mundo de JR Ward y sus increíbles hermanos. En el blog encontraréis todas las noticias sobre sus libros, novedades, encuestas y concursos para ponerle cara a los hermanos.

Todos los seguidores de la saga querrán poner allí su huella. (si pincháis en la foto, podréis hacerlo)

Por cierto, muchas gracias Daggher!!

Regalo del Amigo Invisible

Bueno, después de unos cuantos problemas para subir el regalo a youtube para poder colgarlo aquí, Natt ya tiene su regalo de Amigo Invisible. Mil perdones por la tardanza y espero que te guste.
Como no sabía qué escribir ya que no la conozco mucho, tan sólo lo que escribe en su blog http://isbeyondthesky.blogspot.com/. Por eso decidí hacer un mix acerca de lo que me sugiere lo que he leído allí y los ejercicios del grupo. Esto es lo que ha salido.


Un beso

Cierra los ojos...

Este es el Proyecto 1 del grupo Adictos a la Escritura. Se trataba de hacer una descripción de una imagen (a elegir entre tres) Esta es la mía:


«Cierra los ojos. Respira hondo. Y por un momento olvídate de todo lo que sabes.

Alza la mano y roza con la punta de los dedos, los brotes tiernos de este hermoso abedul. El árbol de la consciencia está preparado para alumbrar lo mejor de sí mismo. Acaricia la rugosidad verdosa del nacimiento, la dureza que el delicado embrión tiene que vencer para ver la luz del día. No será fácil. Pero lo logrará. Y la diminuta semilla del crecimiento dará alas a sus compañeras, que por fin encontrarán el valor para enfrentarse a sus miedos.

Ahora da un paso al frente. Hunde un pie en el lago de la esperanza. Deja que la humedad se cuele por las grietas de tu dañada piel y enfríe la ira que todavía llevas dentro. Confía en mí. Haz de mi orden un acto de fe. No soltaré tu mano mientras te bañas en el estanque del perdón. Tiraré de ti cuando sepa que estás lleno de serenidad. Y aún así, si no te atreves, me sumergiré contigo para que nunca más vuelvas a desconfiar.

Cuando te estés secando en la arena, mantén la mirada en el cielo de la amistad. El naranja del cariño dará paso al rosa púrpura del amor. Empápate de su esencia y disfruta del momento de dicha. Efímero e infinito a la vez. Que tu cuerpo se recorte contra el horizonte y los últimos rayos del sol ayuden a tu sombra a proyectarse lejos. En ese momento serás grande. Y si acaso te has perdido, yo podré volver a encontrarte.

Después, corre con todas tus fuerzas en busca de los esquivos sueños. Escala las montañas del dolor, vacía los bolsillos de los desengaños. Sonríe a los compañeros del camino y déjalos ir cuando el tiempo haya llegado. Bebe del aire puro que te rodea y aliméntate de la magia de estar haciendo lo correcto. Haz de tu cuerpo una liviana pluma y ríe al levantar el vuelo hacia el firmamento oscuro. Que la luna de la felicidad, sea tu destino final.

Y no tengas miedo por nosotros. Los que te amamos volaremos contigo allá donde tu vayas. No es necesario que mires atrás.»

Abrí los ojos y la claridad me desorientó unos instantes. Luego, cuando observé el paisaje, sentí que lo había recorrido hacía poco. Muy bien acompañado.

—¿Lo he hecho bien?

Me acerqué a la joven cuya sonrisa podría rivalizar con el brillo de la estrella más hermosa y envolví su cuerpo con mis brazos. Aspirando el intenso aroma de la hierbabuena en sus cabellos, posé dos suaves besos en sus ojos ciegos.

—Sí, mi vida —susurré bajo el peso de su mirada velada—. Nadie lo habría hecho mejor.


Esta fue una de las canciones que me ayudó

Las Musas


«... Aunque pueda haber arte en ello, escribir es sobre todo una dura artesanía. Territorio hostil, agotador, donde la musa, la inspiración, el momento de gloria o como quieras llamarlo, no sirve de nada cuando llega, si es que lo hace, y no te encuentra trabajando.»

Arturo Pérez-Reverte
(sacado de un enlace que Amaya F. colgó en su blog)

Adictos a la Escritura


Sólo puedo decir que pinchéis en la imagen y os paséis por el blog de este nuevo grupo de escritura. Me alegro de poder formar parte de él y poder compartir mis sueños con personas que los entienden y que tienen inquietudes similares a las mías.
Poco a poco iré colgando escritos de los proyectos del grupo. Y estoy segura de que todos nos ayudaremos a mejorar en este universo paralelo que es la escritura.

Mi Pluma

Mi pluma y yo volvemos a encontrarnos esta noche. Subida en el tejado de la imaginación, dejo de lado el tiempo para abrazar la dicha. Siento de nuevo el entusiasmo juvenil que abandoné al pulsar la primera tecla. El tacto aterciopelado con sabor a goma acaricia de nuevo mis dedos. No sabía cuánto había echado de menos la verde carcasa de tinta y letras, hasta que la tuve de nuevo en mis manos.
Siento que se abre la veda.
Volveré a escribir cientos de hojas manuscritas. Las colorearé con las palabras salidas directamente desde mi corazón, apenas adornadas por la razón asfixiante. La sangre guiará mis dedos en la danza sobre el papel. Los tachones y las abreviaturas cegarán mis ojos. Amaré cada palabra nacida de mis entrañas. Rubricaré cada guión, cada letra capital.
Renaceré en una noche clara, pintando palabras en el cielo de los sueños.
Afortunadamente, volveré a ser Yo.

Penas


Todas las letras del mundo, no te han preparado para la amarga conciencia de la soledad. Ni siquiera en sueños te vence el ánimo y las multitudes a tu alrededor hacen aguas en tus entrañas. El rugido inherente a la masa no te deja oír la palabra que anhelas, ni sentir el abrazo tardío de alguien que te ama.
O que querrías que te amara.
No hay altruismo en sus miradas, tan sólo la amarilla codicia de un veneno inventado; la vana promesa de una felicidad falsa y fugaz. Nada de honradez. Nada de tolerancia. Nada de compasión. Sólo odio y rencor. Mentiras y lágrimas derramadas o no.
Tú lo sabes. Él lo sabe. Todos lo sabemos.
Y sólo un alma sufre por el engaño que es la vida. Sufre en silencio mientras los demás gritan rabiosos en busca de una víctima más.
Sí. Serás tú. Otra vez.
Ellos confunden la bondad con la flaqueza, y es tu don el que realmente te hace débil. Penas por el aislamiento. Penas por la injusticia. Y seguirás penando mientras seas diferente. Mientras la ira no domine tu cuerpo y te haga un inhumano más.
Penarás.
Y, al final del día, seguirás estando sólo. Aun cuando estés rodeado.
No te engañes.
Ni siquiera tu conciencia te dará una palmada amistosa en la espalda.
Ni el corazón te acompañará con un latido.
* * * * *
Mañana colgaré el capítulo que tenía para hoy. Esto lo necesitaba más.

La Polilla



Oíd mi historia, pequeños buscadores de lamentos y sombras. Estaba yo esta noche maldita, intentando conciliar el sueño sobre mi solitaria cama abrasadora (04:15 am). Una inútil brisa se colaba por la ventana abierta, acompañada de gritos y jaranas; esa es la suerte de que ayer fuera viernes. Ni cortinas ni mosquiteras frenaban el paso de la noche, y yo me iba durmiendo, arrullada por el sonido de las borracheras.
Un sobresalto me despertó (04:30 am)
Cerca de mi oído, un extraño zumbido me sacó de esa dulce duermevela en la que todos nos perdemos antes de empezar a soñar.
«Son los ronquidos de mi padre —me dije—. Sólo eso y nada más».
Pero no era sólo eso. Era mucho más. (4:35 am)
El eterno zumbido del mal. El demonio más común de la oscuridad. El ser que manipula con su apariencia lastimera, con el único fin de interferir en el descanso ajeno y libra con el destino una lucha que acorta aún más su ya de por sí limitada existencia.
Así que subí un poco más la sábana, en esta noche abrasadora de Julio y me dije a mí misma con intención de calmar mi angustia:
«No son más que los ronquidos de mi padre. Esta noche está más cansado de lo habitual. Sólo eso y nada más».
Pero el mismo zumbo incansable, no se alejaba de mi oído (04:45 am) y hasta mi padre tenía que parar de roncar para respirar en algún momento. Así que, armada de valor, abrí un ojo lentamente, conteniendo el aliento de forma miserable, por la presión que se cernía sobre mi pecho.
¡Y en ese momento atacó! (04:55 am)
Dirigióse hacia mi ojo abierto con una furia desatada, la negra sombra alada.
Salté con ganas de la cama, esperando cegarle con la sábana alzada. Pero el ser inmundo, tan grande que hasta era peludo, quería enredarse en mi pelo y arañarme la mirada. Con la velocidad que te dan las prisas, encendí la luz en un suspiro.
¡Allí estaba! (05:00 am)
Buscando al monstruo de mis pesadillas, lo hallé escondiéndose de la luz bendita. Trepaba por la estantería, buscando un espacio entre los libros para reposar, antes de otro ataque furtivo.
¡Ah, no! ¡Mis libros, no!
Me hice con unos leggins recién planchados y, usándolos a modo de arma, empecé a sacudirlos con intención de espantar al ser alado. Pero al íncubo le gustaba mi espacio, así que en lugar de salir por la abierta ventana, trepó por ella buscando la oscuridad bajo el estor.
Dijo entonces: «¡No dormirás!» (05:10 am)
Que el ser inmundo se atreviera a amenazarme en mi cabeza no consiguió enfurecerme tanto como lo hicieron sus palabras. Pero aún así soy un alma compasiva, y como el bicho parecía tonto, me acerqué para abrir la otra hoja del ventanal. Supuse que agradecería mi misericordia, que se negaba a manchar mis leggins con el polvo nocturno de sus alas. Cuál no fue mi sorpresa cuando el diablo atacó de nuevo mis ojos, cual murciélago enfurecido.
«¡No, no dormirás!» (05:20 am)
Agité mis manos. Intenté alejarlo. Pero el ser se agarraba a mis cabellos, provocándome la más profunda de las histerias. Lo vi alejarse de nuevo y esta vez encontró un hueco para hacer su morada.
Fruncí mis labios con disgusto y parloteé hacia la nada.
«¡Sí, dormiré! Y vas a ver cómo».
Corrí hacia el alféizar atestado de plantas y tomé el bote de insecticida. Rocié la habitación con una carcajada de satisfacción y cerré la puerta con un golpe seco lleno de furia. (05:30 am) Salí al balcón con uno de mis tesoros preciados y entretuve mi mente en las líneas de una novela de amor. Qué poco apropiado para la terrible noche que avanzaba sin descanso.
Oí de nuevo en mi cabeza; «¡No, dormirás!»
Y pensé yo para mis adentros: «¡Ya lo verás!»
Leí y leí hasta que empezó a clarear por el horizonte y supuse que el veneno habría hecho su efecto.
Me encaminé con paso decidido a mi lecho (06:10 am) y por más que busqué no hallé rastro del demonio alado, aunque sí de un apestoso olor a Casa Jardín. Respirando el ambiente infectado, me tumbé sobre el colchón con intención de retomar el sueño.
Di una vuelta y mi padre roncaba.
Di otra y los pájaros cantaban.
Boca arriba no dejaba de oír los coches tempraneros.
Boca abajo los chirridos de la casa durmiente me molestaban.
Subí la sábana para tapar mi cabeza, pero el calor me sofocaba y no me dejaba respirar (06:30 am)
Giré y giré. Una y otra vez. El sudor empapaba mi camiseta. Y los ruidos ensordecían mis oídos impidiéndome alcanzar el ansiado objetivo.
Giré y giré. Y una y otra vez mi cabeza se llenaba de imágenes con sonido.
Mi padre roncaba. Los pájaros cantaban. “¡No dormirás!” Chirridos y pájaros. Ronquidos. «¡No dormirás!». Coches. Ronquidos. Pájaros. «¡No dormirás!». Autobuses. Chirridos. «¡No dormirás!» Ronquidos. «¡No dormirás!». Pájaros. «¡No dormirás! ¡No dormirás! ¡NO DORMIRÁS!».

* * * * *

Seis horas después sigo despierta esperando que el sueño me venza, maldiciendo contra ese demonio nocturno.
Pero tengo que darle crédito. Cuando gritó «No dormirás», realmente sabía lo que decía.

Polilla 1 — Diana 0